Discurso De Apertura Foro Especializado Migratorio Del Mercosur
FORO MIGRATORIO DEL MERCOSUR

En primer lugar, quiero dar una muy cordial bienvenida a los representantes de los países hermanos del MERCOSUR y Estados Asociados.

En nombre del Sr. Ministro del Interior, Cr. Florencio Randazzo, y de esta Dirección Nacional de Migraciones, nuestro afectuoso saludo y nuestro deseo de que se sientan, en este querido suelo Argentino, recibidos como en vuestra propia casa.

Como todos sabemos, desde hace casi 17 años los países que integramos el MERCOSUR trabajamos en un proceso de integración sin precedentes en nuestra región.

Afortunadamente, hemos superado hipótesis de conflictos; hemos reconocido nuestro pasado común; nuestra historia, con sus encuentros y desencuentros.
Hemos tomado conciencia que frente a un nuevo orden internacional en el que la globalización y los procesos de integración por regiones han cobrado relevancia en el contexto de las relaciones económicas, comerciales, políticas, sociales y culturales entre otras, nuestros países no podían quedar al margen permaneciendo como meros observadores de este nuevo orden de cosas.

En este marco, el MERCOSUR surge como un proceso lógico de posicionamiento regional, frente a ese mundo globalizado. A poco de su nacimiento, este proceso de integración dejó de lado la visión netamente comercial para avanzar hacia el objetivo integral del bienestar de los pueblos, de las personas, no como actoras de procesos económicos, sino básicamente como seres humanos.

Sostenemos la firme convicción de que la economía no puede ser nunca un fin en sí mismo; y que esa es la razón fundamental por la que debe señalarse que todo proceso de integración es infecundo si no conlleva como fin último mejorar la calidad de vida de las personas.

Podemos celebrar acuerdos comerciales o resolver temas arancelarios. Podemos mejorar nuestras expectativas de colocar nuestros productos en otros países y de mejorar el intercambio de bienes y servicios, pero sin lugar a duda nos posicionamos, no sólo económica, sino social y políticamente en una situación de privilegio, si consolidamos la integración regional en todos sus aspectos.

No podemos olvidar que cuando el MERCOSUR, por intermedio de este Foro Especializado se sienta con otros bloques regionales a negociar sobre temas migratorios está representando los intereses de trescientos setenta y cinco millones de personas, distribuidas en diecisiete millones quinientos mil kilómetros cuadrados. Estas cifras hablan por sí solas del peso del bloque.

Tampoco podemos desconocer, a la luz de la experiencia de nuestros países, que la migración es un fenómeno que necesariamente debe ser abordado desde una perspectiva realista, basada en el tratamiento multilateral, la solidaridad internacional, el cumplimiento de los instrumentos internacionales suscriptos sobre la materia, y fundamentalmente, en el compromiso ético del respecto a los derechos humanos de los migrantes.

Esa perspectiva ha sido la base de una de las piedras angulares de nuestra actual política migratoria. Argentina apuesta decididamente al MERCOSUR, y en materia migratoria, apuesta a la legalidad, convencida de que la regularidad es la base real de integración del migrante a la sociedad de recepción.

El programa Patria Grande implicó el reconocimiento de una realidad nacional, regional e internacional; significó la solución para el noventa por ciento de los flujos migratorios que recibe nuestro país, constituyéndose en una herramienta fundamental de integración plena entre nuestros pueblos. Hoy, por el sólo hecho de ser nacionales de los países miembros del MERCOSUR y Estados Asociados, los migrantes obtienen, luego de demostrar su buena conducta, su residencia en el país a través de un trámite sumamente sencillo.

La implementación de esta política de apertura de nuestro país se dio en un marco de profunda crisis económica. Cuatro años más tarde, y contra muchos pronósticos, ochocientos mil extranjeros han regularizado su situación.

Si tenemos en cuenta que entonces nuestro país registraba una tasa de desocupación de aproximadamente un dieciocho por ciento y que hoy la tasa de desocupación ronda el ocho por ciento, aun reconociendo que la mejora no se debe exclusivamente a los ochocientos mil regularizados ya que muchos factores han incidido en ello, no podemos dejar de señalar que estamos en condiciones de desterrar algunos falsos mitos que se ciernen sobre las migraciones. No es cierto que una política migratoria del estilo del Patria Grande influya en forma negativa en la tasa de desempleo o en la economía de un país.

Por el contrario, las políticas restrictivas conllevan irregularidad, desconocimiento de derechos fundamentales de las personas, e influyen negativamente no sólo en lo social, sino también en lo económico y en cuestiones básicas de seguridad pública. ¿Acaso alguien puede discutir que las migraciones se producen por más barreras que pretendan imponerse? ¿Acaso es posible sostener que los Estados puedan garantizar ciertos estándares mínimos de seguridad si no son capaces de identificar legalmente a quienes viven en su territorio?

La regularidad migratoria permite, por añadidura, identificar el potencial humano de un país y sobre esa base diseñar e implementar políticas realistas que den respuesta a las necesidades de sus habitantes, que conlleven, en definitiva, al bienestar de las personas.

Es muy significativo para nosotros que el MERCOSUR tenga dentro de su institucionalidad a este Foro Migratorio Especializado, cuya XXIII reunión hoy estamos inaugurando, y que para la ocasión contemos con la presencia de representantes de los diez países que conforman el bloque.

Tenemos por delante tres días de arduo trabajo. Los invito entonces a reflexionar sobre la trascendencia e importancia estratégica que tienen las cuestiones que aquí se abordarán, y hago votos por los buenos frutos de la labor mancomunada, en pos de la consecución de nuestros objetivos comunes en materia migratoria.

Sean, una vez más, muy bienvenidos.